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Las segundas oportunidades a veces nos salvan de nosotros mismos
Soy fan de dar segundas oportunidades. Y terceras. Y cuartas (sin ascensor). Si alguien se arrepiente de sus acciones, o es consciente de que el contexto en el que se desarrollaron no era el adecuado.
La historia de Miyata e Iwanaga me parece conmovedora, con las dosis adecuadas de la realidad agridulce que nos acompaña en nuestro día a día. A veces solo necesitamos historias que se acerquen más a nuestras edades y preocupaciones y, como alguien que también enfrenta el fin de su veintena, sentir que el amor llega de formas diversas siempre es una brisa, aunque no sé si refresca.
Recomiendo mucho su visualización si quieres algo que te deje con el corazón calentito y te gustan los protagonistas cabezones.
La historia de Miyata e Iwanaga me parece conmovedora, con las dosis adecuadas de la realidad agridulce que nos acompaña en nuestro día a día. A veces solo necesitamos historias que se acerquen más a nuestras edades y preocupaciones y, como alguien que también enfrenta el fin de su veintena, sentir que el amor llega de formas diversas siempre es una brisa, aunque no sé si refresca.
Recomiendo mucho su visualización si quieres algo que te deje con el corazón calentito y te gustan los protagonistas cabezones.
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