pero extremadamente compleja. A veces, determinados guionistas consideran que una historia enrevesada generará siempre un mejor producto. Y no tienen en cuenta el presupuesto que tienen a su disposición o el formato que están ofreciendo.

Bad to bed es un poco más larga que una película convencional, pero su formato episódico lleva a presentar a un exceso de personajes que terminarán por ser revelados como las alucinaciones de Racoon. ¿Eran necesarios tantos y con tantas escenas propias? Probablemente no. Podríamos haber recortado, ganado en claridad y, aún así, comprender el dolor de Racoon ante su problema de salud mental.

De resto, la serie ofrece una narrativa diferente, alejada de lo que suele ser habitual en series de este estilo, por lo que se agradece los riesgos que ha corrido su equipo de producción.