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Uncontrollably Fond korean drama review
Completed
Uncontrollably Fond
1 people found this review helpful
by Linda Murua
Aug 27, 2019
20 of 20 episodes seen
Completed
Overall 7.5
Story 7.5
Acting/Cast 9.0
Music 8.5
Rewatch Value 2.5
This review may contain spoilers
Uncontrollably Fond me ha decepcionado un poco. Pero aclaremos: una vez más es culpa mía y no de la serie, ni de la calidad de su producción (que dicho sea de paso ha sido muy acertada). El drama no es malo, para nada. De hecho, fue quizá uno de los mejores que hubo en su momento. Me ha costado un poco de esfuerzo adaptarme al ritmo, y la línea de tiempo al inicio también tuvo sus pegas, pero no por eso me atrevería a juzgarlo de manera precipitada, o peor aun, decir que no me gustó.

El peso de la historia no se basa ni siquiera en la agonía de Joon Young sino en un evento del pasado —como casi siempre sucede en los dramas— que involucra a un reconocido fiscal, que casualmente es el padre de él, pero el señor no lo sabe porque la madre soltera jamás se lo dijo y crió al hijo en su soledad y en su pobreza. El fiscal en cuestión se ensució las manos de corrupción cuando la hija de un poderoso arrolló con su auto al papá de No Eul y este falleció días después en el hospital (su muerte me supo a poco, la verdad; le faltó feeling) y No Eul al enterarse de esa sucia maniobra decide sabotear la campaña del fiscal a toda costa, cosa que pone en alerta a Joon Young y a su medio hermano Choi Ji Tae (al que no conoce, ni es tampoco su medio hermano), y cada quien por su lado stalkea a la chica para evitar que revele información comprometedora sobre el padre de ambos.

En medio de este forcejeo invisible Joon Young hace una maniobra arriesgada al robarle a ella el material que amenaza con divulgar y No Eul termina golpeada por otro auto, sufriendo casi el mismo destino que su padre, pero logrando sobrevivir (incluso tuvo un paro cardiaco en el quirófano y tal, muy fuerte todo). En ese punto de la historia se separan, y cada quien hace con su vida lo que le viene en gana: ella se convierte en una directora de documentales que ansía cualquier cosa que destile dinero para pagar a los usureros que prestaron dinero a su papá. Él abandona su idea de convertirse en fiscal y consigue ser un afamado artista Hallyu. Y el medio hermano, el tercero en discordia, lleva una doble vida donde vela por la estabilidad de No Eul haciéndose pasar por alguien tan económicamente pobre como ella, mientras que por otro lado maneja, junto con su madre, una empresa de renombre y su padre le arregló un matrimonio con la chica que mató al papá de No Eul (el matrimonio estaba arreglado desde antes del accidente, por supuesto).

Vaya drama, ¿no? Vaya lío. Lo de Uncontrollable Fond sí que es un triángulo amoroso marcadisimo desde el principio: Joon Young está enamorado de No Eul, pero a ella le gusta Ji Tae porque siempre ha estado ahí para apoyarse en él, además cuida de ella y de su hermano menor, pero Ji Tae siente que no merece a No Eul, tanto por lo sucedido en el pasado como por el hecho de tener esa doble vida que ella desconoce totalmente en la que ya está comprometido en matrimonio con una chica a la que no ama. A Jung Eun no la meto aquí, porque pobrecita, como personaje me ha dado muchísima pena. Creo que un maniquí o un títere nos habría sido de más utilidad a pesar de la tarea tan marcada que traía desde el principio. No deja de ser la niña mimada de papá que lo tuvo todo siendo jóven y exige todo siendo adulta, aunque no tiene ni un pelo de tonta y para ser sincera es bastante astuta. También sabe cómo utilizar esa astucia para su propio beneficio, ya sea picándole las costillas a Ji Tae con verdades amargas que le carcome la conciencia o poniendo cara de nuera ideal ante sus suegros a la primera oportunidad. Se agradece que la hermana-fanática, aun en su locura, tenga esos aires de sentido común para darse cuenta que una cuñada tan perfecta no puede ser normal.

Una vez expuestos esos tres o cuatro asuntos que tienen sus repercusiones en la actualidad, el panorama se limpia un poco y la estructura narrativa mejora.

También me la he pasado rechinando los dientes la primera mitad de la serie porque me enerva un poco la sangre ver cómo le caían insultos por parte del fandom a Shin Young Ok, la madre de Joon Young, a la que no bajaban de ser una mujer despreciable y egoísta, mientras se quedaban taaaan anchos con las palabras dichas; sólo para después darle una lluvia de elogios al chico, porque él es perfecto, y tierno, y ama a No Eul desde su juventud; y su propuesta durante la filmación del documental fue muy romántica: ¡Ah! Eso de vivir un romance apasionado durante tres meses es tan precio... ¡STOP! Detengan el auto porque así no va la cosa. No defenderé a la madre de Joon Young sólo porque sí, la mujer está tan cegada por la rabia que toma como escudo a su hijo para convertirlo en fiscal —nada más porque le nace de las entrañas— y para poder pararse frente al padre del muchacho y restregarle en la cara que ella sola pudo criar a un ser humano hecho, derecho y leal. Un ciudadano digno producto de una madre soltera que se partió el lomo y la vida para que su futuro fuera brillante y prometedor. Sí, es una actitud sumamente egoísta, pero eso no la hace ser una mala persona. También ella se siente traicionada porque el chico le prometió que sí, que sería el fiscal ideal que lograría defender a los que no tenían recursos y ponerse del lado de los que nadie miraba, y él, al final, se pasó todo por el forro sin decirle nada a ella e hizo lo que quiso. Eso también es sumamente egoísta. Pero más egoísta aún es querer montar una apasionante relación sentimental por tres meses con una chica que no sabes si todavía te quiere y sin decirle en ningún momento que te estás muriendo.

La peculiar relación de Joon Young con su madre ha sido la que más he disfrutado. Sí, incluso más que la relación tan accidentada con No Eul. Y ve tú a saber por qué. Para ser sincera, a mi me fascina muchísimo ver a la actriz Jin Kyung en pantalla, sobre todo en papeles como este, donde toma la imagen de una mujer con muchos matices, más de los que se podrían intuir en un principio, y convierte su cuerpo y su mente en un templo donde convergen infinidad de experiencias difíciles o sensaciones asfixiantes, pero que ella siempre calla con rectitud.

Joon Young no es imbécil y la paciencia hacia su madre es infinita: entiende que ella está molesta por su actitud en su juventud y que al pasar los años aquel rencor se añeja y se refuerza ante cada situación donde él hace acto de presencia. Es un sabor amargo que aspira a la perpetuidad y que siempre viene mal disimulado en una negativa a servirle su plato favorito, gritarle tres tonos más arriba que a los demás, colgarle el teléfono cuando le llama, ignorarlo como si todo el mundo existiera menos él, negarlo tres veces antes de que cante el gallo al amanecer, etc. Pero creo que no necesitamos leer entre líneas para saber como espectadores lo que Joon Young sabe como hijo: Ella lo quiere —aunque se repita mil veces la mentira de que no—, y nunca ha dejado de hacerlo. Porque, podría ponerse seria cuando lo ve y tragarse la bilis acumulada durante lustros, pero entiende que el chico sigue siendo una persona buena en esencia, quizá demasiado absorbido por su profesión y por su fama, oculto entre la presunción y la riqueza, pero jamás sería capaz de dañar a nadie y ella siempre lo ha entendido, a pesar de las constantes decepciones a lo largo de los años. (De hecho, la escena final que compartieron me ha dejado lloriqueando como nenaza).

No Eul me quedó debiendo madurez. Creí que la muerte de su padre le daría un golpe en la conciencia que le ayudaría a espabilar un poco y la obligaría a poner los pies en la tierra de una vez. Pero no. Vamos, ni siquiera el accidente que casi le cuesta la vida le sacudió la mente adormilada. No le negaré el derecho sobrehumano que hace para poner un plato de comida decente en su mesa, ni tampoco el amor que siente hacía su hermano, pero esa actitud aniñada que tiene de nacimiento le sigue como una sombra incluso en la actualidad y eso le resta una seriedad necesaria como personaje protagónico. De vez en cuando hasta la sentí muy plana, sin tridimensionalidad, casi absorbida por el ambiente. Quizá es una exigencia mía exagerada, culpa de mis altas expectativas, pero a ella, únicamente por las circunstancias vividas, se le pudieron exprimir miles de posibilidades. Sobre todo como documentalista, la deuda con los usureros y esa inestabilidad emocional que le sigue desde que quedó huérfana y tuvo que aprender a ganarse cada migaja de pan con el sudor de su frente. Todo eso se obtiene a base de experiencia, pero también de sacrificio. Sí que es muy bonito que se preocupe por la alimentación de su hermano o por tratar de limpiar su reputación a las nueve de la mañana después de que Joon Young hizo con ella lo que quiso arriba del escenario (y una horda de fanáticas casi la queman en leña verde), pero a pesar de eso su pasividad me resultaba abrumadora y no la he terminado de entender en lo absoluto. Además, el triángulo amoroso que se traen a cuestas la primera mitad del drama puso mi paciencia hasta el límite entre tanto andar en glorieta, terminando en el mismo lugar donde comenzaron y sin ver a dónde conducirá todo eso.

Al que me costó mucho entenderle su estrategia de juego fue a Ji Tae. Entiendo que le tenga gran estima a su papá, aunque éste no sea biológico, y cargue con el resentimiento de sus deslices en el pasado, pero estuvo al lado de No Eul desde hace varios años mintiendo deliberadamente sin detenerse a pensar cinco minutos que tanta atención hacia ella podía derivar en un interés más personal que el de la mera amistad. Quizás eran mentiras piadosas, creadas con el remordimiento de saber que su padre no era una paloma de la paz, justa y honesta, cuando se trataba de proteger a un político. Pero esta doble vida que llevó durante tanto tiempo me ha resultado un poco pretenciosa, juzgando desde la perspectiva de saberlo heredero absoluto del imperio de sus padres, y entendiendo que sus relaciones amorosas a veces estaban dictadas por el destino, el bienestar y la perpetuidad de la familia y no por lo que a él le naciera del corazón. De hecho, él es muy parecido a su madre. Ésta mujer sí que tiene cola que le pisen. A pesar de ser chantajeada por el cuñado como si fuera una atracción mecánica, Lee Eun Soo sabe que varios errores cometidos antes han sido culpa suya. Y sus silencios, la manía absurda que tiene de callar cuanta información le caiga en las manos, es la que la tiene en ese perpetuo estado de alerta del que le cuesta mucho reponerse. Y la verdad es que se lo merece, por soberbia. Pretendiendo retener algo que sabe bien que no le pertenece. A eso hay que agregarle el hecho de que el fiscal Choi Hyun Joon no tiene la menor idea de que tuvo un hijo con Shin Young Ok, en parte porque Eun Soo no se lo quiso decir. Por eso no entiendo el motivo de su enojo cuando él acompaña a su hija al concierto del muchacho o cuando la lleva a la alfombra roja de la premiación.

Y aunque la mitad del drama mejora en cuanto a argumentación, no puedo decir lo mismo de la pareja principal, que me quedó debiendo tres leguas de romance y dos toneladas de escenas cuquis al por mayor. De verdad hubiera deseado que la relación sentimental entre Joon Young y No Eul fuera más profunda y más extensa. Digo, detengámonos a pensar un momento y miremos en retrospectiva: la serie se llama Uncontrollably Fond ¿y qué? ¿Cuándo le vimos a estos dos esa cualidad? De hecho, ¿cuántos momentos tiernos compartieron juntos? ¿cuántos fueron sólo la imaginación de No Eul? ¿En cuántos de esos momentos uno de los dos no estaba dormido? ¿o cuántos de ellos no se vieron afectados por los desplantes de él, los sufrimientos de ella o por la demencia que le empezó a invadir en sus últimos días? Esta pareja me recuerda a la de City Hunter, sobre todo en el arco final, donde el protagonista hacía hasta lo vomitable para alejar a la chica de él para no herirla más de lo debido; pero por inercia pasó justo lo contrario y la prepotencia y la frialdad de Joon Young no la he podido digerir en lo absoluto. Pero terminó siendo aún más grotesco ver a No Eul hundida en un dolor absurdo, victimizada por todos lados y atontada por la falta de comprensión de los que la rodeaban. La mujer apenas podía mantenerse de pie cuando era vapuleada por los cuatro costados, oye, eso es masoquismo. Si a eso le agregamos el romance ficticio que se montó Joon Young con Jung Eun para exprimirle la confesión del crimen cometido en su juventud pues vaya truño, ¿eh? Hay mil maneras diversas de consumir el valioso tiempo en un drama sin necesidad de dañar sentimentalmente a la protagonista principal de una manera tan barata y triste. Salvo el último episodio el resto de su tiempo juntos me ha parecido muy poco memorable. Y eso es lamentable.

La trama ajena a ellos ha brillado aún más y eso lo agradezco, sino hubiera sido por ella no me hubiera atascado los dos meses de visionado que han caído sobre mi. Las cosas se resolvieron de manera justa y coherente, aunque no puedo dejar de pensar que la mamá de Ji Tae se merecía un final más perverso, sólo porque sí (por ser tan perra). En un mundo utópico, en un mundo de colores y piruletas, los años pasarían y Ji Tae iría tras No Eul y dejaría de lamerle las botas a Jung Eun junto con toda su corrupta miseria. Es un autosacrificio que me sabe rancio y falso, porque ni siquiera en ese escueto flashback que vemos en el último episodio la química entre ellos se asomó con timidez. La hermana de Ji Tae y el hermano de No Eul harían bonita pareja también. La relación entre No Jik y Choi Ha Roo fue peculiar, pero el esfuerzo para que brillaran pudo ser mayor para que éste no quedara tan seco. Al final habría sido un tanto absurdo que ambas parejas de hermanos terminaran juntos, claro, pero también tuvieron su encanto a pesar de los malentendidos y el humor ensimismado de los dos. En fin, si les gustan esas series donde la pareja principal casi nunca está junta, o cuando lo están la pasan fatal, esta es definitivamente la serie que les gustaría visualizar... ¿Saben qué? A estas alturas agradezco que no hayan profundizado aún más en su relación porque entonces sí, ese final me hubiera obligado a votar los tres litros de lágrimas que se me atascaron en los ojos hace unas horas.
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