Este drama me llamó la atención desde que leí su sinopsis tan picantosa, pero como no es muy conocida, y actualmente es difícil de encontrar, la dejé como una posibilidad. Tal fue mi sorpresa de dar con ella, que decidí aprovechar de verla antes de perder esa oportunidad.
Tengo que aclarar que la sinopsis cumple su papel en dar los detalles necesarios para que el lector se interese por la historia y no encuentre spoilers, sin embargo hay que aclarar que este tipo de resumen puede ser negativo si se hace una idea errada de la serie, ya lo explicaré más adelante.

Al principio, cuando empecé a verla, noté que sería una trama curiosa como la suelen inventar los japoneses, pues esta cultura tiende a crear historias con argumentos bastantes distintos y fuera de lo convencional, no por eso resultan ser un fracaso, porque al contrario muchas han triunfado debido a esa gran originalidad. Entonces, ¿Qué sucede con este live action?
Cupid no Itazura comienza con una introducción fresca y divertida, presentándote personajes bastante serios a pesar de que la mayoría sean jóvenes, lo que te alimentan las ganas de seguir viéndola porque vas conociendo las relaciones que existen entre ellos, descubriendo la química incluso después de haber vivido un episodio subido de tono, hasta el punto de generarte esperanza por haber hallado por fin algo que merece la pena ver.
Lo que quizás no esperas es la diferencia que se expone con el concepto errado que pudiste haber desarrollado al leer la sinopsis, porque sabes de inmediato que tiene un género de ciencia ficción, por así decirlo, cuando se inventan una enfermedad sexual con un límite de tiempo relacionado con siete bolitas que representan a los colores del arcoiris, caso que realmente no te explican bien aunque te repases mil veces el dorama. Por ahí, de igual modo puedes aceptar que es algo fantasioso, y lo continuas disfrutando.

La decadencia del drama comienza con los detalles que no logras identificar, sino hasta culminarla prácticamente, debido a que es ahí cuando analizas la obra por completo y sabes que por más que sea que intentas procesarla como una gran obra, no llega a ser más que una serie, que no es mala, pero que tampoco es de las mejores. Te das cuenta que hay acciones que se ejecutan tontamente, alimentando la impaciencia que tratas de ignorar, sobre todo con cierto personaje llamado Reiko, quien es al fin y al cabo una chica que aparte de tímida, es malcriada, sometida, se deja llevar sin poner sus propios criterios, y no confía en su novio, alcanzando el colmo de tener que respirar profundamente para no abandonar la historia.
Así como ese detalle, está el hecho de que Nakagawa Yuka, en un esfuerzo por recuperar a su marido, sabiendo que este la engaña con Asami (la protagonista) se inclina por hacerle la vida imposible a la chica, en vez de sencillamente separarse del esposo o darle su merecido a él, ¿Por qué? Pues, porque aparte de la cultura, te darás cuenta que el personaje está tocado de la cabeza y es débil de pensamiento.
Todo puede recompensarse con la personalidad de la protagonista, aunque no sea santa de devoción, ya que esta chica tiene el carisma necesario y las ganas suficientes de hacer feliz a su amigo, como para que la hagas querer. Incluso el protagonista, que es inocente y muy leal, desplaza lo malo del resto pero no es su totalidad. Así que gracias a ese tipo de detalles, y vacíos en emoción que no llegaron a casi nada, que no me terminó de encajar la trama. No sentí que me dejara sin aliento, en ningún momento suspiré o me conmoví con los personajes, ni siquiera por los paisajes o la música, por eso es que le doy un 6/10 tanto en la historia como en la calificación global.

Con referencia a las actuaciones, quedé de cierta manera satisfecha, porque no exageran en las expresiones, lo que acostumbran en otros trabajos al querer imitar a los animes o mangas, pues la idea de los live actions es llevar a esos personajes a imaginarlos como serían en la vida real, por eso les doy un 8/10.

La música no estuvo mal, hubo uno que otro OST que lo encontré fuera de contexto, pero en su mayoría se adaptaban y eran decentes, así que les doy un 7/10.

¿La volvería a ver? No, y lo digo segurísima. Y es una lástima porque en verdad quería que me gustara bastante, pero no me vi complementada, ni siquiera me generó algún sentimiento más que de impaciencia y de extrañeza (este último me causó varias risas incrédulas a lo largo de la serie).

Ahora, la pregunta final: ¿La recomendaría? Sí. Si no tienes nada que hacer un domingo puedes acabártela rápidamente en un solo día, pero no te prometo que te marcará o estará en tu lista de doramas preferidos.