Como toda serie de Netflix tiene una producción excelente; estéticamente está súper bien cuidado; de hecho, priorizan este aspecto simétrico por sobre ciertas cuestiones en la trama, quitándole realismo, aunque visualmente es un placer. La paleta de colores es buenísima. Algo que halago mucho de Squid Game es lo cruda que es; uno se acostumbra a que en los kdramas haya ciertos cuidados con lo que se muestra o que haya niveles de censura y blurring, por lo que el nivel de violencia y escenas de desnudos que esta serie tiene fueron una sorpresa morbosamente grata.

De todos los personajes de la serie, no me enganché con ninguno de los que se han hecho tan populares. Mis preferidos fueron un par que nunca me crucé por las decenas de publicaciones que he visto de Squid Game, que son "la loca" y "el mafioso" del grupo. ¡Merecen más amor del público por el carisma y la personalidad rimbombante que manejan! El protagonista me cayó bien, y con los secundarios fui fluctuando, aunque no empaticé con ninguno en particular.

Una de mis mayores críticas es que hay subtramas que no llevan a ningún lado, siendo la peor una que incluye al personaje del policía, que termina en absolutamente nada y está llena de agujeros de guión. Las mejores partes definitivamente son las de los juegos, son MUY entretenidas y te tienen al borde del asiento, con escenografías fantásticas.

Con esta serie es necesaria una segunda temporada, porque quedan muchos asuntos pendientes por resolver y el final es muy abierto, así que si no la han visto, tengan esto en mente. Eso sí, ¡es súper maratoneable!